Había una vez una niña llamada Verónica la cual vivía con sus padres en la ciudad de Viña del Mar. Ella tenía 10 años cuando por desgracias vivió su primer sismo de 7.8 en viña del mar. Aquella noche ella se encontraba con sus padres cuando empezó todo el movimiento sísmico, se levantaron rápidamente y se pusieron bajo el marco de su casa los tres, luego del movimiento sísmico que duro cerca de dos minutos vieron como su casa se caía a pedazos.
Ellos quedaron muy impactados por lo vivido, en especial Verónica.
Al pasar los días la familia empezó a pedir ayuda para poder tener una vivienda que los acogiera por un tiempo.
Luego de un tiempo una persona de la municipalidad se acerco a ellos ofreciéndoles amablemente una media agua para que pudieran quedarse en ella el tiempo que fuese necesario.
Al pasar las semanas llegaron los materiales al lugar en donde construirían la media agua.
Alegremente Verónica y sus padres empezaron a construir su media agua para qué lo antes posible pudieran vivir en ella.
Al pasar un año un día llego un caballero llamado Francisco a la casa de Verónica. Verónica lo hizo pasar y le pregunto a que debía su visita. El le dijo que venia a ofrecer una ayuda muy buena que no podrían negarse.
El les comento que tenían una oportunidad de tener una casa sólida la cual Francisco seria el que pusiera todo los materiales para hacer esa vivienda. Ellos quedaron muy impactados al saber esa propuesta que les hizo Francisco. El padre sin ninguna conversación con la madre dijo que si. La familia quedo muy contenta y rápidamente le preguntaron cuando se podría empezar a construir la vivienda. El les dijo que en un mes más empezarían los trabajos.
Luego de un mes llego Francisco con los materiales para que rápidamente empezaran los trabajos.
Pasaron tres meses y la vivienda ya estaba construida y rápidamente empezaron a entrar las cosas para la vivienda.
Verónica quedo muy contenta con la vivienda terminada, y le agradeció mucho al señor Francisco por lo que había hecho por ellos.
Verónica busco algo para agradecer al señor Francisco y pensó en hacer un asado como para festejar por la nueva casa y en agradecimiento al señor Francisco por haber hecho este gesto tan gentil.
El señor Francisco se emociono al ver este gesto y le dijo a la familia que cualquier cosa el estaría allí con ellos para lo que necesitaran.
Y así Verónica siguió su vida más feliz que nunca y recomenzando a vivir en su nueva casa.
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